Sí, porque cuando llegas
lo primero que descubres son los atascos kilométricos a la entrada
de la ciudad y echas de menos otras poblaciones más pequeñas y
la tranquilidad que se vivía en ellas. Me recuerda demasiado a
ciudades como Barcelona o Madrid. Aviso a navegantes, si alguna vez
estáis en Palermo, cuidado a la hora de ir al aeropuerto. Un
trayecto que no debe durar más de 40 minutos, se alargó a 1 hora y
media, y a punto de perder el avión!
Palermo es una ciudad
bonita, moderna, ordenada, costera, pero es de gran contraste sobre
todo si vienes de Catania. Son la cara y la cruz, el ying y el yang.
Cada una tiene su encanto. Yo me quedo con la segunda, quizás porque
he vivido allí, porque ciudades como Palermo ya las tenemos por aquí.

Sólo estuve dos días,
pero creo que son suficientes para hacerse una idea. Mi recomendación
es caminar y pasear por las calles principales de la ciudad: Via
Vittorio Emanuele, Via Roma y Via Maqueda, cubrir los 4 ejes
cardinales y caminar por el estupendo paseo marítimo.
Es imprescindible tomar
un arancino en el Bar Touring, es un clásico de la ciudad y los
arancini son enormes!. La pasta “sarda” es lo típico de Palermo
y un postre de chocolate que se llama “Sette Vele”. Delicioso!


También existe un
mercado “Ballaro”, pero de peor calidad que el de Catania y menos
productos. Sin embargo, está en la zona de la universidad (Derecho)
y hay bastantes bares y tabernas muy chulas con gran ambiente
juvenil.
En general, Palermo
aprueba, pero Sicilia puede presumir de tener otros encantos...
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