Siempre
he tenido muchas ganas de conocer la isla de Sicilia y en mi fuero
interno sabía que no sólo me iba a gustar sino que sus gentes iban
a ser muy especiales. Es cierto que siempre me he sentido muy a gusto
en Italia, el carácter abierto y la facilidad en la comunicación
hacen mucho para que podamos entendernos. Sin embargo, en Sicilia lo
he que visto ha sido como una vuelta al pasado, en el sentido de
volver a observar costumbres que creía perdidas y una forma de
actuar ante la vida, desinteresada, sincera y "a su manera".
Desde
el momento en que me bajé del avión, tanto en el autobús como en
la estación, la gente ya iniciaba una conversación conmigo, se
quejaban, se reían de los retrasos, del tráfico, de las
inconveniencias. En general, diría que los sicilianos sabedores de
cómo funciona la vida, y de que poco pueden hacer para arreglar
tanto desaguisado (corrupción, pasotismo), se ríen, disfrutan y
siguen a lo suyo.
Estampas
como vespas cargadas con hasta 3 ó 4 personas sin casco
(obviamente), vehículos llenos de golpes y raspaduras debido a la
horrorosa y más que peligrosa forma de conducir, pequeñas cestas
que se utilizan para subir comida desde la calle hasta la vivienda.
Puestos ambulantes de venta de fruta y verdura en esa especie de
coche-moto-furgoneta, tan ágil y pequeña como compacta y manejable.
Gente que siempre tiene algo agradable que decirte, que cuando conoce
tu origen se le ilumina una sonrisa (una señora me invitaba a dormir
en su casa al saber que soy española).
Expresiones sicilianas que son idénticas al castellano, de repente se cuelan en una conversación en la que no entiendes nada y cuando las oyes, te quedas a cuadros.
Expresiones sicilianas que son idénticas al castellano, de repente se cuelan en una conversación en la que no entiendes nada y cuando las oyes, te quedas a cuadros.
La
"Briscola a cinque" un juego de cartas típico siciliano,
con variantes en los distintos "paeses" que se juega con
una baraja igualica que la española (qué alegría, con lo poco que
me gustan los tréboles, diamantes, etc, de la baraja anglosajona) y
cuyo nombre recuerda mucho a un juego de cartas de aquí: la brisca.
Aunque su sistema de puntuación y algún detalle menor es diferente,
podríamos decir que es otra herencia más.
A
pesar de que la situación económica no es buena en Sicilia, tiene
la mayor tasa de paro de Italia, es muy cierto ese dicho del que
menos tiene es el más generoso. En varias ocasiones me han invitado
a la comida. Como aquel día en el mercado en el que un kilo de
cebollas costaba 50 céntimos y yo sólo tenía 20€, y me las
regalaron. O cuando comprando el pan para el desayuno del hostel,
pedí el último trozo de pizza y no me la cobraron. Y digo yo, pero
si tienes un negocio no puedes estar regalando comida!! Así no
ganas!! A lo mejor soy yo la que está confundida, o a lo mejor es el
sistema.
Sí,
los precios en materia de comida, son increíbles, es súper barato.
Además en Catania existe un mercado "La Fiera" en el que
se puede comprar de todo, sí de todo: pescado, carne, hortalizas,
ropa y cualquier cosa a precios bajos no, lo siguiente. Por ejemlo,
la ropa. Kilos y kilos de ropa, alguna de segunda mano, pero la
mayoría nueva se venden todos los días en este mercado por 0,50 o
1€ y algunas cosillas por 3 ó 5€. Se encuentra ropa de marca y
en buen estado, vamos que se puede renovar el vestuario por 20€.
En
Sicilia, la gente se siente siciliana, no Italiana. Para las cosas
serias o para las más divertidas, se utiliza el dialecto. Cualquier
comparación con Italia, ofende. Aquí se anima a los equipos locales
(Catania o Palermo, gran rivalidad) y si es necesario, a los equipos
del Sur.
Me
comentaban que no creen en la política, porque Italia es un país
que se caracteriza por tener unos políticos muy mayores y sin a
penas recambios generacionales. Y eso agrava no sólo la corrupción
sino la forma de hacer política: rancia, sin visión de futuro y a
la antigua. Me decían que tener un coche en propiedad es carísimo
porque el seguro cuesta como mínimo 700-800€ al año, sin embargo,
es indispensable porque el sistema de transportes es muy malo
(retrasos, impuntualidad, no se controla si la gente tiene billete o
no). Claro, al final quien sale beneficiado son las empresas de
seguros y de venta de coches y el Estado con los impuestos (gasolina,
iva, etc) pero me lo ponían como ejemplo del pez que se muerde la
cola, a cambio de invertir dinero público para beneficiar a la
sociedad, se gasta y se dilapida en cosas menos interesantes.
Los
sueldos son bajos por lo general, se paga muchas veces en B (nero),
no se hacen contratos. Vaya, esto me suena...
En
Catania por ejemplo, el tema de la limpieza de las calles y su
conservación no existe, basura, colillas, y desorden es lo
predominante, y aún se muestran orgullosos de las máquinas
eléctricas que limpian las calles, como si se tratase de la última
moda (me abstuve de comentar que en Oviedo se utilizan desde hace
años).
Sin
embargo, aunque estemos en el Sur, la apariencia física y la forma
de vestir importan y mucho. Gafas de sol enormes, plumíferos,
playeras de marca y bolsos de Louis Vuitton (qué marca más sosa y
aburrida, no sé qué le ve la gente), pantalones súper ajustados
para los chicos desde los jeans hasta los de chándal. Es una
maravilla verles vestir y caminar. Apariencia, se pueden morir de
hambre, pero bien vestidos. Esto es una máxima en toda Italia.
Y
qué decir de la comida siciliana. Mmmm, qué rica!! Spaguettis a la
norma, cannolo, cassatta son platos típicos de Catania. El
arancino, el queso ricotta, pescado con la sardina, la carne de
caballo, también. El vino, excelente y para terminar Sambuca, nuestro anís.
Qué
ganas de volver para quedarme!!
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