3 nov 2014

Las Médulas

Tras un viaje al pequeño pueblo de Balboa, en el Bierzo, donde se celebraba un festival de música el "Vibra Balboa" y de disfrutar de la belleza del entorno, de la música y de los encantos de sus Pallozas, decidimos hacer un alto en el camino de regreso a Asturias y parar en las Médulas.




La primera vez que oí hablar de este lugar, fue en un libro "Iacobus" de Matilde Asensi y tras buscar algo de información, quedé sorprendida de la historia de este lugar.

Senda de las Valiñas
En la autopista A-6 existe una salida, aunque todavía queda un largo y sinuoso camino  para acceder al pueblo, donde se encuentra el Centro de Recepción de Visitantes. Por cierto, en algunos momentos desaparece la señalización de la carretera, creando serias dudas de seguir por el buen camino. Sorprende, si se trata de una de las joyas turísticas de la zona.

Al llegar al pueblo, en el Centro de Recepción nos informan de las rutas y nos proveen de mapas, de esta forma avanzamos hacia el parque. Seguimos la senda más sencilla: Las Valiñas, pues no disponemos de mucho tiempo..

Árbol
Empezamos el recorrido hacia La Cuevona de, aproximadamente, 4 kilómetros. Al poco rato, comenzamos a ver las impresionantes montañas de caliza roja tan características de la zona, junto con una vegetación verde no menos exuberante y unos árboles fantasmagóricos. El paseo es ameno en esas condiciones.

La historia de este lugar es impresionante: en la época romana esta mina de oro fue la más grande que tuvo el imperio y estuvo activa durante 250 años. Aunque lo verdaderamente extraordinario fue el avanzado sistema que usaron los ingenieros romanos para extraer el mineral, que es la que permite que disfrutemos de este paraje. El agua de un río cercano, convenientemente desviada, servía para inundar las montañas a través de un complejo sistema de pozos y galerías excavadas por los mineros para que, en un determinado momento, la fuerza del agua hiciese derrumbarse la montaña y de esta forma, poder acceder a las dos capas interiores de tierra donde se encontraba el oro.

Pico 
De aquellos tiempos, estas montañas. A simple vista y de lejos, parecen bastante endebles y parece mentira que el viento, el agua y resto de inclemencias no las hagan derrumbar. Cuando te acercas o cuando entras en la Cuevona, percibes la fortaleza de la amalgama de tierra, caliza, piedra y demás componentes de esta masa roja.

El atardecer se nos echaba encima, y dimos la vuelta para coger el coche en dirección Orellán y ver la zona desde el mirador. La carretera es más sinuosa si cabe y hay que dejar el coche a unos 700m del mirador pues las rampas son de órdago. Una vez arriba, el viento y el atardecer hicieron de la visita una experiencia única. Es espectacular. Solo he tenido esa sensación de “pequeñez” ante la naturaleza en el Perito Moreno y las cataratas de Iguazú.. y las Médulas están en España!! y qué poco conocidas son...


Vista desde el mirador de Orellán
Más info sobre las rutas:

Plano de sendas Las Médulas


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