Taormina es uno de
los destinos obligados de Sicilia y desde luego, no decepciona. Lo
mejor de viajar en temporada baja es que se puede apreciar y
disfrutar del paisaje y el entorno sin los turistas. El silencio te
acompaña, pero a cambio la tranquilidad y la posibilidad de tratar
con la gente es más fácil que en pleno verano.
Evidentemente es un
destino para el buen tiempo, porque Taormina es un pequeño pueblo en
la montaña, a medio camino entre la costa y la cumbre de la montaña.
Lo que ocurre es que desde hace muchos años, se ha convertido en un
destino ineludible para el turismo de dinero y eso se observa no sólo
por la cantidad de mansiones y por los magníficos hoteles sino
porque la calle principal está repleta de tiendas de ropa de marca,
relojerías, tiendas de comida “gourmet” y en líneas generales,
se respira dinero.
En pleno noviembre se ven
a los habitantes de la ciudad, mucha gente mayor y algún que otro
alemán que ha elegido este pequeño paraíso para la jubilación. No
pude más que apreciar su buen gusto, asomarse al mirador y tener a
la vista la costa siciliana y la Isola Bella junto al Etna al Este,
no tiene precio.
Por lo demás, Taormina
es un pueblo, con mucho encanto porque está muy cuidado, las
fachadas de las casas y las tiendas están mimadas hasta el último
detalle. Alguna que otra iglesia y dos puertas que señalan las
entradas y un fantástico mirador.
Con el desarrollo del
turismo, todo el ascenso a la montaña ya está repleto de hoteles,
hostales, restaurantes y todo el despliegue turístico. La subida, en
una sucesión de curvas típicas italianas, se inicia una vez pasado
Giardini-Naxos, un pueblecito encantador situado a nivel del
mar que intuyo puede ser un buen sustituto para la cara Taormina en
temporada estival.
Desde allí, se puede
visitar la costa y la pequeña isola Bella o ascender hasta Taormina,
aunque parece ser que lo complicado es aparcar arriba. Otra opción,
es utilizar el funicular que conecta la ciudad con la costa y
disfrutar del paisaje.
Me habían aconsejado
visitar Castelmola y no me defraudó. Está a 15 minutos
carretera arriba de Taormina y se puede subir en autobús de línea.
Este pueblo está en lo alto de una montaña y las vistas aquí
arriba son más espectaculares aún. Su nombre deriva de un antiguo
castillo que existe en la actualidad aunque semiderruido. Por lo
demás, visitar el Duomo y un par de miradores hacia la costa.
Yo tuve mala suerte
porque nada más bajar del bús, empezó a llover torrencialmente así
que busqué un lugar para comer. Como el día estaba muy cambiante,
no pude ver el Etna en ningún momento y el viento dificultaba
cualquier maniobra. Si el día está muy despejado, también se puede
ver Mesina y por tanto, la Italia continental.
En cualquier caso, me
gustó mucho. Estos dos pueblecitos se pueden visitar en un sólo día
o disfrutar de unos cuantos días en las playas de esta zona.
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