Siracusa y la Isla de Ortygia

Es una de las visitas obligadas en la zona este de Sicilia. Siracusa y la isla que se une a la península por varios puentes es una auténtica belleza. Cuando vienes de Catania te sorprendes de lo limpio, cuidado y tranquilo que está todo. Sorprende la piedra utilizada en el asfalto y en la construcción de las casas, es blanca. Es cierto que es noviembre y es temporada baja, pero aún así corroboro lo que muchos me han dicho sobre esta ciudad: nada que ver con Catania, aquí se cuida más la estética de la ciudad y tiene un punto más artístico y cultural que la segunda ciudad más grande de Sicilia.

El recorrido empezó y terminó en la Isla de Ortygia, se puede ver el Teatro de Apolo, disfrutar de la plaza del Duomo y llegar hasta el castillo que corona la isla. Lo demás es perderse entre sus callejuelas, sentarse a tomar algo tranquilamente en una de sus múltiples plazoletas, disfrutar de la maravillosa vista de la bahía y respirar el olor del mar. Hay un mirador precioso desde el cual se puede ver toda la zona sur de Siracusa.

Desconozco cuál es su santa, pero numerosas iglesias y calles llevan el nombre de Lucía, incluso una iglesia enorme y fea que se encuentra en el centro de la ciudad. Asi que sugiero que su patrona es Santa Lucía. Qué casualidad!!!

Aunque no pude visitarlo, dos de los 'imprescindibles' de Siracusa son el Teatro Greco que se encuentra a las afueras de la ciudad y la oreja de Dionisios, que se llama así por ser un hueco en la roca con la forma de una oreja con una formidable acústica.

También son famosas otras formaciones rocosas (grutas y cuevas) en la costa, para ello hay que alquilar una barca y disfrutar del agua.

Ha sido la primera vez que he salido de Catania, de modo que he agradecido el cambio de paisaje y me ha parecido una ciudad con grandes posibilidades, pero sobre todo en verano.