13 sept 2017

Folegandros (Grecia)




Katergo Bay
Rocosa y con diversos desniveles, Folegandros no es una isla muy propicia para recorrerla en coche (¡error! No alquiles coche), sino para visitar por la costa: existen unos taxi-boats que por unos 40 euros al día, realizan un recorrido por las diferentes calas y playas más destacadas de su litoral. También existe una línea de autobuses con la que se puede cubrir sin mayor problema la distancia hacia la playa.


Vista desde el alojamiento
  Sin ser una isla grande, en un par de días se puede disfrutar enormemente del ambiente local, aunque para pasajeros que buscan tranquilidad pero no renuncian a todos los encantos de las islas griegas: buen clima, fantástica comida, pueblitos en azul y blanco, gente amable, sin duda es un destino de lo más recomendable. 



Entrada al Castro de Chora
Posee tres núcleos poblacionales dispersos por la isla (Puerto, Chora y Ano Meria), y la capital Chora, se recorre apenas en unos minutos, pero posee una amplia variedad de restaurantes, comercios, supermercados, cajeros automáticos y en definitiva, cualquier servicio que el turista pueda demandar. Todo con el encanto de una población local que se conoce entre sí, de griegos que acuden desde otros territorios a trabajar en la temporada turística, y de turistas que se cruzan por la calle durante su estancia, siendo un entorno de lo más familiar.




Nikolau Beach
Llama la atención la gran cantidad de alojamientos que han ido poblando este territorio, la gran mayoría negocios familiares que, sin grandes lujos pero con lo justo y necesario, permiten pasar aquí una estancia de lo más agradable. Todos los hospedajes cuentan con terrazas con vistas al mar y al pueblo, y es que en el Mediterráneo, se vive mucho en la calle o hacia ella. Nosotras nos quedamos en Irene Rooms, ¡la mar de a gusto, y de barata!





Templitos griegos

Angali Beach
De Folegandros sin duda destaca su paz, su enorme tranquilidad, que se transmite en sus gentes que son un derroche de simpatía y cordialidad. Permite investigar restaurantes para tomar unas deliciosas (y románticas, si es el caso) cenas con productos locales, disfrutar de curiosas calas rocosas de agua limpísima, y de viajar un poco al pasado haciéndote una idea más o menos acertada de cómo sería la isla originaria antes del desembarco de los turistas. Y una se pregunta de dónde han salido tantos gatos deambulando por sus calles.



Las playas más bonitas que conocimos fueron Katergo Bay, Livadi, Angali y San Nicolau, para lo cual hay que realizar una ruta senderista de poco más de 15 minutos por la costa, desde Angali. Es decir, ruta no apta para vagos y que nos permitió descubrir una cala nudista donde ofrecían masajes ayurvédicos.



*Entrada escrita en colaboración con Montse Sánchez, mi quilla sevillana.

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