Otro intenso día de colectivo nos esperaba. Salimos a las 8am de Lanquin hacia Rio Dulce. Llegamos sobre las 15:30h, en un viaje largo de por sí, hubo que parar en un taller a que revisaran los frenos del autobús.
Esta vez sí que se nos hizo pesado el viaje, a pesar de las tres paradas.
Cuando llegamos a Rio Dulce ya no hay lanchas públicas para ir a Livingston, pero nos habían contactado de la Casa Rosada y nos habían ofertado, por 100Q, una lancha privada que, además, nos daría un paseo por el lago Izabal y había contactado directamente con el capitán y nos estaría esperando.
Así que bajamos del colectivo y subimos a la lancha junto con otros turistas. Hubo un pequeño enfado porque cuatro personas querían ir ya hacia su hotel, y otras cuatro, queríamos ver el Castillo de San Felipe.
| Castillo San Felipe |
Finalmente, gana la razón porque era una visita rápida desde el barco y tomamos unas fotos al atardecer.
A partir de aquí, el paisaje es una locura.
Imagínate un río que sale del lago hacia el mar, en las orillas, casas preciosas sobre el lago junto con su embarcadero, pues es la única forma de moverse. Hoteles increíbles para descansar y disfrutar del entorno. Una piensa que puede retirarse aquí para toda la vida.
| Río Dulce |
| Río Dulce |
A medida que el río se estrecha, nos sobrecogen las montañas que nos rodean con una vegetación de un verde exuberante y frondosa. Cada vez hay menos casas y más silencio.
| Río Dulce |
Nos acercan hasta lo que llaman la Isla de los Pájaros por la multitud de ellos que viven allí. Más adelante, atravesamos un pequeño manglar. A lo lejos, se vislumbra la mar.
| Isla |
| Manglar |
Y llegamos a la desembocadura del Río, a nuestra izquierda, Livingston. A la derecha, Puerto Barrios. En frente, el Mar Caribe. El paseo de casi dos horas ha sido, simplemente, espectacular.
En seguida bajamos en el embarcadero de la Casa Rosada, fin del trayecto. Nos dan nuestra cabaña. ¡Es enana! El sitio es acogedor y nos lo habían recomendado.
| Casa Rosada |
Tras deshacer las mochilas, nos vamos a estirar las piernas. No hemos caminado nada en todo el día.
Livingston es tierra africana y se nota desde el primer momento. La mayoría de la población es negra, el contraste es brutal. Hace calor, suena la música, el tiempo parece haberse detenido.
| Livingston |
Tenemos hambre porque sólo hemos comido chucherías, así que nos dirigimos a las Tres Garífunas, restaurante recomendado. Allí nos damos un pequeño homenaje y probamos un plato típico de la zona: el tapado que es una sopa de pescado elaborada con coco, vegetales y plátano, también se añade un pescado y camarones.
| Mural en Livingston |
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