2 abr 2018

Palenque

Liana en la Selva
Segunda parada indiscutible en el Estado de Chiapas.

Llegamos tras 9h en bus desde San Cristóbal, pasando por el estado de Tabasco, es decir, que el bus da una vuelta considerable, por no pasar por determinadas poblaciones "problemáticas" y que pueden ser peligrosas para los viajeros.

A la llegada, nos sorprendió el tremendo calor y la humedad existente. Así que prepárense, es zona selvática.

Evidentemente, el motivo de esta parada era visitar las Ruinas de Palenque. Para ello, tomamos una furgoneta (Van) en el pueblo, que por 20 pesos, nos acerca a las ruinas, situadas a 8km. Cometimos el error de dejarnos llevar por un guía que entró en la furgoneta y nos vendió la moto y contratamos una visita guiada por la selva de 1h 30 min y el acceso a las ruinas durante 2h, también con guía.





Restos arqueológicos en la Selva

La excursión por la selva, la podríamos haber hecho nosotras mismas, porque sigue un sendero indicado y únicamente vimos dos cosas interesantes: unas ruinas de un templo a medio desenterrar, y un mono aullador, durmiendo en un árbol. Como guía no tenía cualidades...

Posteriormente, cuando entramos en la zona arqueológica lo primero que nos sorprendió fue el verde salvaje de la vegetación. En todas las zonas arqueolgógicas en las que estuvimos (Teotihuacán, Monte Albán, Mitla), al no haber pasado la época de lluvias (mayo-junio), la vegetación estaba muy seca, predominando el color amarillo. Aquí no, por un momento parece que hemos pasado al continente asiático por el verde intenso y el color de las ruinas, más blancas que en otros sitios.

En Palenque, solo el 15% de las ruinas están desenterradas, y el resto están cubiertas por la selva ya para siempre, pues al ser un parque nacional, prima la defensa de la flora y fauna antes que rescatar los templos milenarios.

Templo de las Inscripciones (Tumba de Pakal)
Lo primero que vemos es el Templo de las inscripciones (Templo de Pakal), el gobernante más querido de los mayas que vivieron aquí,  durante su época de mayor explendor entre el 600-800 DC, y una de las pocas pirámides funerarias existentes, en la que se encontró la tumba de este hombre, que gobernó 62 años y vivió 80 años, de aquella época. Ni siquiera se puede subir a la pirámide. Se llama así por las numerosas inscripciones en piedra que se encontraron. Los restos de Pakal, se pueden visitar en el museo Arqueológico de la ciudad de México. Al lado se encuentra la pirámide Roja, en la que probablemente, fue enterrada la mujer de Pakal (o la hermana), su tumba se encontró por casualidad,  y se llama así por el color rojo pintado en la piedra del féretro. Aquí sí que se puede entrar a visitar el espacio y ver la tumba abierta. Sus restos están en el museo de las ruinas de Palenque.

La cama de algún privilegiado noble
El Observatorio
Al lado hay un edificio majestuoso, un Palacio de nobles, muy bien conservado pues se pueden ver desde habitaciones, hasta el baño (wc), bajorrelieves en piedra, glifos fantásticos, incluso los restos de puertas correderas y sus bisagras. Cuenta con una torre que funcionaba como Observatorio de los astros. Todo esto te deja sin palabras, es espectacular.

Hay un campo de juego de la pelota, muy muy pequeño, pero bien conservado aunque sin la anilla por la que tenía que pasar la pelota, y muchos edificios, bien templos o pequeñas pirámides mejor o peor conservadas. Otra de las zonas bonitas, es la Conjunto de las Cruces y un Templo de meditación, rodeados de vegetación y situados en colinas, con la selva al fondo, que son increíblemente bellos y se pueden visitar subiendo por las escaleras.

Bajorrelieves en el Patio Este o de los Cautivos
Como siempre, se nos echó el tiempo encima y a pesar de haber llegado a las 12 del mediodía, nos dieron las cuatro de la tarde y comenzaron a echar a la gente, pues las ruinas cierran a las 16:30 en invierno. Así que no pudimos visitar el museo. Pero tuvimos la suerte de escuchar, de la que abandonábamos el lugar, el ruido de los monos aulladores. Bonita forma de despedirse de este maravilloso sitio.

Campo de Juego de la Pelota

A pesar de que la ciudad fue fundada en torno al siglo I AC y habitada hasta el 900 DC, cuando los españoles llegaron a esta zona, pasó completamente desapercibida pues estaba cubierta por la exhuberante vegetación selvática. Aún se desconocen los motivos por los que los habitantes mayas abandonaron la zona a su suerte.

Templo del Sol
Otras curiosidades: se cree que la mayoría de edificios estaban pintados sobre estuco. Los colores indicaban su orientación geográfica: rojo-oriente, negro-oeste, blanco-norte y amarillo-sur.

El primero en llegar a Palenque y descubrir sus encantos ocultos, fue un arqueólogo estadounidense, pero fue el mejicano Alberto Ruz, en el siglo XX, quien realizó el descubrimiento de la Tumba de Pakal y le dio la fama que ostenta a la ciudad. De hecho, su tumba está justo enfrente de la pirámide de Pakal. También pasó por Palenque, Frans Blom el fundador del Museo Na Bolom cuya expedición trazó mapas de la zona. Y, finalmente, hubo un francés (la fama nos la llevamos los españoles) que vivió durante dos años en una pirámide, que desde entonces se llama el Templo del Conde.

Estuvimos dos días en Palenque, alojadas en el YaxKin, muy agustito y probamos una pizza en un pequeño bar local, espectacular, en frente de la estación de buses.

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