30 nov 2019

Guatapé y la Piedra del Peñol

Pensamos que la mejor opción al llegar tan temprano a Medellín era tomar un bus hasta Guatapé (que está a unas 2h de distancia) y pasar el resto del día tranquilas después de la maratón del viaje.

Embalse artificial e islas








Guatapé está al este de Medellín, cerca del embalse artificial de Peñol-Guatapé.

Así fue, al llegar nos alejamos en un coqueto y bien situado Hotel el Paisaje, por menos de 10€ cada una.
Escultura en el malecón
Un poquito cansadas, salimos a dar una vuelta por el pueblo. Lo primero que sorprende es la variedad de colores de sus edificios, al estilo de Salento, pero con un detalle particular, los Zócalos.

La historia dice que a finales del sº XIX sus habitantes hartos de la despoblación y la escasez de trabajo, comenzaron a crear bajorrelieves en sus edificios. Fue una forma de dar alegría y trabajo a sus vecinos.

En 1978, se llevó a cabo la segunda ampliación del embalse cercano. Esto suponía la pérdida de identidad que el pueblo había adquirido. Por este motivo, algunas personas recogieron de aquellas calles, figuras, grabados y diferentes motivos de zócalos y fueron colocados en el "nuevo Guatapé". En lo que hoy en día es la Calle del Recuerdo.

Calle del Reuerdo
Los zócalos han ido variando a lo largo de los años. Primero eran motivos geométricos, para más tarde contar historias individuales o familiares o, incluso, detallar la profesión de la familia o establecimiento en el que se encuentran.

Son figuras talladas por artistas y artesanos o pintadas a pincel.

Zócalo "republicano"
Zócalo original
Recolecta de bananas
Guatapé es singular por este motivo, pero es realmente bonito. Todas sus calles, plazas, edificios están pintados de lindos colores con un detalle y mimo especial. Dar un paseo es parar a cada poco, a admirar los zócalos o la creatividad colombiana.

Plaza principal

Casa local

Detalles en todas partes, catedral al fondo




Después de admirar sus calles y también sus tiendas con artículos preciosos, pero un tanto caros, comimos en la plaza de la Catedral, un buen plato de pasta.

Por la tarde, nos esperaba otra visita increíble, la Piedra del Peñol. Un colosal peñón de granito y cuarzo, rodeado por el embalse del rio Nare, que está ahí, plantado en medio de la nada como si hubiera caído del cielo. En realidad, se cree que es producto de una erosión volcánica.
Piedra del Peñol
 Tiene 200m de altura y 770m de perímetro. Se puede subir a lo alto pagando 18.000 COP. Aunque hay que vencer el vértigo y los 659 escalones de subida. No teman, un muro protege la subida y a penas se nota la altura. Una vez arriba, las vistas son magníficas, sopla un agradable aire y te puedes tomar algo en las dos cafeterías que hay.

Para bajar se toman unas escaleras distintas que se van cruzando con las de subida, se baja mejor que se sube, no? 😀 Tomamos un taxi de vuelta y le pedimos que pare para hacer unas fotos de la preciosa vista panorámica al atardecer. Os dejo la foto:

Piedra del Peñol

Otra vez en el pueblo, continuamos caminando y disfrutando de los zócalos ¡no te cansas nunca!, tomamos unos helados en la plaza e hicimos alguna compra, antes de volver al hostel.
!El día había sido muy largo¡

Mucho Quijote en Colombia

El Zócalo de un local de juegos


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